domingo, 14 de octubre de 2012

ECHANDO LA VISTA ATRAS



Hola amigos.

En principio no tenía pensado hacer ninguna entrada para darle la bienvenida a este nuevo reto que supone embarcarnos en la aventura de la literatura. Pero tras situarnos en el ecuador de la asignatura, se han removido tantas cosas dentro de mí que creo que es el momento ideal para dar esta bienvenida que adeudo.

Hemos visto un par de temas hasta el momento pero con solo esto, han venido a mi cabeza multitud de recuerdos que me gustaría compartir con vosotros. Durante el primer tema hablamos sobre cómo había sido nuestra experiencia en el colegio con la literatura, e instantáneamente recordé mis cursos de 3º y 4º de primaria, donde tuve a la profesora que recuerdo con mayor cariño y gratitud porque supo sacar de toda la clase el máximo rendimiento, ya que todos trabajábamos mucho pero con mucha alegría y entusiasmo por aprender de ella. Bueno, al caso, cuando hablábamos de esto yo recordé que esta profesora ha sido la única en todos mis años de colegio e instituto que nos propuso una manera de leer distinta. No se trataba de comprar todos el mismo libro y leerlo como se hacía siempre, lo que ella propuso fue que cada niño comprase un libro distinto de una selección que había hecho ella, y una vez acabado el libro, lo cambiásemos con otro compañero. En su momento a los niños nos gusto porque leíamos libros distintos y te lo cambiabas con tus amigos como si fuesen cromos. Pero viéndolo ahora se valora aún más el trabajo de aquella magnifica profesora, ya que como bien nos dijo Irune, para un profesor es más sencillo mandar el mismo libro para todos los niños que hacer una selección de 25 libros para los alumnos de su clase, además de tener que llevar un registro de que libro había leído cada niño y de tener que apuntar con quien se cambiaba el niño cada libro. Vamos un engorro total, por lo que me gustaría darle las gracias a Roció, aquella gran profesora, que hizo algo con nosotros que a mí me gustaría llevar a mis clases de literatura.

Pero esto no ha quedado ahí, ya que al ver el segundo tema Irune nos ha contado y leído distintos cuentos de la literatura folclórica que para nuestra sorpresa no eran ni parecidos a los que nosotros conocíamos. Esto me ha llevado a recordar mi infancia cuando al irme a la cama mi madre me leía cuentos, en versión Disney casi siempre. Pero yo siempre prefería que el que me acostara fuese mi padre porque él no me leía cuentos, el me los contaba. Siempre se inventaba historias del género que yo le dijera, ya podía ser misterio, asaltos a castillos medievales o partidos de futbol en el patio del colegio. Cuando mis primas venían a mi casa y dormíamos todos juntos, todos le pedíamos por favor que nos contase una historia que no nos servía para dormir porque cuando acababa y se iba nos quedábamos comentando el cuento que nos había contado y lo disfrutábamos aún más. Así que creo que mi padre en su otra vida debió ser un trovador, o colaboro con los hermanos Grimm o con Perrault o con Andersen., porque la facilidad que tenía para inventar historias no se la conozco a nadie en el mundo, así que espero que cuando tenga hijos aún se acuerde de cómo nos contaba a nosotros estos cuentos y se los pueda contar a ellos también, o que al menos haya heredado algo de su talento para poder contárselos yo mismo.

Y esto es todo de momento, con tan solo dos semanas Irune ha sido capaz de hacerme rememorar toda mi infancia. Veremos que puede hacer con el tiempo que queda.
Un cordial saludo.

4 comentarios:

  1. Una historia verdaderamente bonita.
    Admiro tu forma de escribir derrochando tantos sentimientos.
    Ahora, tendremos que poner a prueba a tu padre, haber si mantiene esa habilidad.
    ¡Y estoy segurísima de que lo has heredado, asi que ponte a practicarlo!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Perdón por mi error:
      "Ahora, tendremos que poner a prueba a tu padre, a ver si mantiene esa habilidad"

      Eliminar
  2. Una entrada preciosa que demuestra lo que yo siempre digo: el amor a la literatura tiene un enorme componente emocional que hunde sus raíces en la infancia. ¡Qué suerte tener un padre así, Manu! Un trovador para sus hijos es lo que debería ser cualquier padre. Seguro que tú también lo harás con tus hijos y con tus alumnos. ¡Seguro!
    Te lo anoto.

    Te has emocionado tanto, que al final se te ha escapado otro "asique" y un "halla" del verbo haber que se me ha clavado en la córnea derecha. Y luego Joana se ha emocionado también y ha soltado un "haber" que debería ser "a ver" y me ha rematado. Me voy a tomar un redbull antes de seguir corrigiendo...

    ResponderEliminar