Hola amigos.
En principio no tenía pensado hacer ninguna entrada para darle
la bienvenida a este nuevo reto que supone embarcarnos en la aventura de la
literatura. Pero tras situarnos en el ecuador de la asignatura, se han removido
tantas cosas dentro de mí que creo que es el momento ideal para dar esta bienvenida
que adeudo.
Hemos visto un par de temas hasta el momento pero con solo
esto, han venido a mi cabeza multitud de recuerdos que me gustaría compartir
con vosotros. Durante el primer tema hablamos sobre cómo había sido nuestra
experiencia en el colegio con la literatura, e instantáneamente recordé mis
cursos de 3º y 4º de primaria, donde tuve a la profesora que recuerdo con mayor
cariño y gratitud porque supo sacar de toda la clase el máximo rendimiento, ya
que todos trabajábamos mucho pero con mucha alegría y entusiasmo por aprender
de ella. Bueno, al caso, cuando hablábamos de esto yo recordé que esta profesora
ha sido la única en todos mis años de colegio e instituto que nos propuso una
manera de leer distinta. No se trataba de comprar todos el mismo libro y leerlo
como se hacía siempre, lo que ella propuso fue que cada niño comprase un libro
distinto de una selección que había hecho ella, y una vez acabado el libro, lo cambiásemos
con otro compañero. En su momento a los niños nos gusto porque leíamos libros
distintos y te lo cambiabas con tus amigos como si fuesen cromos. Pero viéndolo
ahora se valora aún más el trabajo de aquella magnifica profesora, ya que como
bien nos dijo Irune, para un profesor es más sencillo mandar el mismo libro
para todos los niños que hacer una selección de 25 libros para los alumnos de
su clase, además de tener que llevar un registro de que libro había leído cada
niño y de tener que apuntar con quien se cambiaba el niño cada libro. Vamos un
engorro total, por lo que me gustaría darle las gracias a Roció, aquella gran
profesora, que hizo algo con nosotros que a mí me gustaría llevar a mis clases
de literatura.
Pero esto no ha quedado ahí, ya que al ver el segundo tema Irune
nos ha contado y leído distintos cuentos de la literatura folclórica que para
nuestra sorpresa no eran ni parecidos a los que nosotros conocíamos. Esto me ha
llevado a recordar mi infancia cuando al irme a la cama mi madre me leía
cuentos, en versión Disney casi siempre. Pero yo siempre prefería que el que me
acostara fuese mi padre porque él no me leía cuentos, el me los contaba. Siempre
se inventaba historias del género que yo le dijera, ya podía ser misterio,
asaltos a castillos medievales o partidos de futbol en el patio del colegio. Cuando
mis primas venían a mi casa y dormíamos todos juntos, todos le pedíamos por
favor que nos contase una historia que no nos servía para dormir porque cuando
acababa y se iba nos quedábamos comentando el cuento que nos había contado y lo
disfrutábamos aún más. Así que creo que mi padre en su otra vida debió ser un trovador,
o colaboro con los hermanos Grimm o con Perrault o con Andersen., porque la
facilidad que tenía para inventar historias no se la conozco a nadie en el
mundo, así que espero que cuando tenga hijos aún se acuerde de cómo nos contaba
a nosotros estos cuentos y se los pueda contar a ellos también, o que al menos haya heredado algo de su talento para poder contárselos yo mismo.
Y esto es todo de momento, con tan solo dos semanas Irune ha
sido capaz de hacerme rememorar toda mi infancia. Veremos que puede hacer con
el tiempo que queda.
Un cordial saludo.
Una historia verdaderamente bonita.
ResponderEliminarAdmiro tu forma de escribir derrochando tantos sentimientos.
Ahora, tendremos que poner a prueba a tu padre, haber si mantiene esa habilidad.
¡Y estoy segurísima de que lo has heredado, asi que ponte a practicarlo!
Perdón por mi error:
Eliminar"Ahora, tendremos que poner a prueba a tu padre, a ver si mantiene esa habilidad"
Una entrada preciosa que demuestra lo que yo siempre digo: el amor a la literatura tiene un enorme componente emocional que hunde sus raíces en la infancia. ¡Qué suerte tener un padre así, Manu! Un trovador para sus hijos es lo que debería ser cualquier padre. Seguro que tú también lo harás con tus hijos y con tus alumnos. ¡Seguro!
ResponderEliminarTe lo anoto.
Te has emocionado tanto, que al final se te ha escapado otro "asique" y un "halla" del verbo haber que se me ha clavado en la córnea derecha. Y luego Joana se ha emocionado también y ha soltado un "haber" que debería ser "a ver" y me ha rematado. Me voy a tomar un redbull antes de seguir corrigiendo...
corregidos los errores :)
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